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Aprende estas 5 pautas y empieza ahora mismo a gestionar el estrés !!!

5 Pautas fáciles para gestionar bien el estrés [y una herramienta específica]

El estrés es la respuesta automática y natural de nuestro cuerpo ante las situaciones que nos resultan amenazadoras o desafiantes, nuestro entorno en constante cambio, nos exige continuas adaptaciones, por tanto cierta cantidad de estrés (activación) es necesaria, sin embargo en el caso de que el nivel de estrés se mantenga en el tiempo afecta de manera negativa al cuerpo y a la mente.

Para evitar las consecuencias negativas del estrés y anticiparnos vamos a aplicar 5 pautas muy fáciles:

  1. El diálogo interior adecuado.

  2. Vida sana: sueño, ejercicio y alimentación saludable.

  3. Orden y limpieza en nuestro entorno.

  4. Gestión adecuada del tiempo.

  5. Una gran aliada: la Proactividad.


Vamos a comentar de manera breve cada una de ellas:

1. El diálogo interior adecuado.

Tenemos más de 60.000 pensamientos diarios y los estudios afirman que el 70% son negativos y repetitivos, esto sin duda puede ser detonante de estrés, sin embargo podemos cambiar estos diálogos de manera muy sencilla aplicando algunas medidas que mejoren la calidad de mis pensamientos.

La programación neurolinguística se centra en la identificación de los modelos de pensamiento que influyen sobre el comportamiento y la aplicación de herramientas para mejorar la calidad de los pensamientos a través del lenguaje. Las técnicas que ofrecen te pueden ayudar a modificar en positivo el diálogo interior y por lo tanto a gestionar de manera adecuada el estrés.

2. Vida sana: sueño, ejercicio y alimentación saludable.

El estrés es una respuesta de nuestro organismo que se intensifica cuando nuestro cuerpo no está funcionando de manera adecuada por lo que las pautas de vida sana, evitando el desorden y los excesos, son siempre una buena forma de empezar a cuidarnos y de prepararnos para vivir mejor por dentro y por fuera.

Aprender a descansar cuando es necesario constituye también un pilar fundamental para mantener a raya el estrés.

3. Orden y limpieza en nuestro entorno.

Igual que es importante que nuestro cuerpo funcione bien es primordial atender a nuestro entorno físico es decir el espacio que nos rodea manteniendo un adecuado nivel de orden y limpieza en casa y por supuesto en el puesto de trabajo. El orden favorecerá un trabajo continuo sin procrastinación y aportará un poco de serenidad para desarrollar el trabajo y para la toma de decisiones. Aplicar sistemas de archivado y custodia de la documentación, los contactos etc puede ser un buen comienzo. Si tienes curiosidad busca el método de las 5S que es una técnica japonesa que tiene el objetivo de lograr lugares de trabajo mejor organizados, más ordenados y más limpios . No es solo un método de trabajo, es una filosofía de vida.

4. Gestión adecuada del tiempo.

“Todo trabajo se dilata indefinidamente hasta llegar a ocupar la totalidad del tiempo disponible para su completa realización” Ley de Parkinson Quien no sabe administrar su tiempo no sabe administrar ninguna otra cosa, Peter Drucker resalta la importancia que tiene administrar adecuadamente nuestro tiempo como punto de partida para ser más eficaces, eficientes y efectivos en el desarrollo de nuestras tareas propias y para poder delegar y organizar a nuestros colaboradores. Es en esa combinación y equilibrio de la eficiencia, eficacia y efectividad en la que radica en buena parte el éxito de las personas en el resultado de sus funciones, siendo el tiempo un recurso valioso y fundamental.

Los denominados ladrones de tiempo internos y externos son los que nos “roban” el tiempo disponible impidiéndonos realizar las tareas previstas, por ello es fundamental diagnosticar y combatir estos ladrones (interrupciones, procrastinación, desorden,…), para ello hay multitud de métodos y técnicas que nos ayudan a gestionar de manera adecuada el tiempo como por ejemplo: no posponer, priorizar, delegar, ordenar, planificar, etc.

En la actualidad existen muchas metodologías para la adecuada gestión del tiempo sobre todo en el ámbito laboral, es fundamental que revisemos nuestras rutinas y detectemos los ladrones de tiempo para establecer medidas correctoras y disponer de espacios de tiempo definidos y adecuados que faciliten la conciliación de la vida familiar y profesional. Existen muchos métodos pero yo te recomiendo el método GTD (las siglas de Getting Things Done) del autor David Allen.

5. Una gran aliada: la Proactividad.

Este término no está recogido en el diccionario de la real academia española. En la wikipedia se define como una actitud en la que la persona asume de forma activa el control de su conducta, toma la iniciativa, asume la responsabilidad de que las cosas sucedan, decide que quiere hacer y también como va a hacerlo. El psiquiatra y neurólogo Viktor Frank acuña el término proactividad en su libro “El hombre en busca de sentido” el autor prisionero nazi en un campo de concentración lo define como la libertad de escoger nuestra actitud frente a las diferentes situaciones que debemos afrontar en la vida. Más tarde autores como Steven Covey en los siete hábitos de las personas altamente efectivas vuelve a poner la proactividad de moda siendo el primero de esos siete hábitos el ser proactivo.

La proatividad está muy relacionada con las expectativas que tenemos sobre los demás y nosotros mismos, estas expectativas son importantes a la hora de fijar metas u objetivos ya que deben ser un reto pero han de ser alcanzables, si mis expectativas son adecuadas evito frustraciones o esfuerzos innecesarios y esto contribuye a la gestión de estrés. Por otro lado se relaciona la proactividad también con nuestra forma de reaccionar ante los fracasos, se trata de buscar lo positivo considerando que ese fracaso me ha provocado un aprendizaje que me dota de herramientas para el futuro y además me acerca al éxito ya que ese error no debe volver a repetirse.

Una herramienta específica para gestionar los momentos de estrés: el semáforo

El fundamento de esta técnica es el de introducir tiempo entre los estímulos que me provocan una reacción negativa y las respuestas. Se trata de relacionar los colores del semáforo y la imagen del mismo con 3 momentos distintos asociados a conductas diferentes. El primer paso es visualizar una luz roja, es la fase en la que detecto las señales de máxima ira o impulsividad acompañadas de referentes físicos como nudo en el estómago o la garganta, calor o presión en la cabeza o en las sienes, latido del corazón retumbando, sudor en las manos o sequedad en la boca. En este momento tengo que hacer tiempo fuera, es decir buscar un espacio de tiempo para controlar mi impulso negativo alejándome del detonante y poder reflexionar: salgo fuera, dejo la habitación, cuento hasta cien, doy un breve paseo, bebo agua, tomo un caramelo, etc y mientras comienzo un dialogo interior con autoinstrucciones positivas para tranquilizarme. Todo ello con el fin de poder entrar en la segunda fase correspondiente a la luz ámbar en la cual reconocida la situación vamos a evaluar las alternativas posibles, mientras realizo respiraciones profundas voy a evaluar el alcance de la situación y a determinar si pospongo la conversación, si empatizo y de forma asertiva resuelvo o si decido discutir. Una vez tomada la decisión de qué hacer y calmadas las señales emocionales, paso a ejecutar la decisión tomada en la luz verde.

También vamos a aplicar esta técnica para aplicarla a los demás, analizando en qué momento del semáforo se encuentra la otra persona para ver si es posible o conveniente hablarle en ese momento o no, si los dos estamos en rojo hay que esperar a que los dos lleguemos al verde.


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