Categoría: inteligencia-emocional
Te doy algunas claves para ser consciente y evitarlo.
¿ Conducir saca lo peor de ti y te convierte en una persona conductora agresiva ?
En ocasiones cuando estamos conduciendo las emociones negativas se adueñan de nosotros y nos encontramos maldiciendo, pitando como locos, adelantando o acelerando de forma irracional (y peligrosa). Estas situaciones las provocan las emociones, impulsos nerviosos que reaccionan ante un estímulo con una repuesta determinada, es decir son un comportamiento reactivo automático. Si gano la lotería grito de alegría y si me insultan me enfado.
Al conducir sufrimos la influencia de las condiciones externas, es decir del estado de nuestro vehículo y de las situaciones que se producen en el tráfico, pero también sufrimos la influencia de nuestras condiciones internas, tanto de nuestro estado de salud (cansancio, somnolencia, nervios...) como de nuestro estado emocional (miedo, ira,…) y de nuestro estado de animo (que es nuestro estado emocional cuando se mantiene en el tiempo), todo ello bajo la influencia de lo que denominamos el temperamento (rapidez para entrar y salir de los estados de animo).
Por supuesto existen emociones positivas que nos puede generar la conducción pero no entraremos en este análisis ya que estas no necesitamos gestionarlas, cuantas veces conduciendo por una carretera y sonando nuestra canción favorita nos hemos sentido como protagonistas de una película y nuestra parte emocional nos ha dicho “todo va a salir bien”.
Son las emociones negativas las que tenemos que gestionar para que no nos amarguen el día, por eso vamos a reflexionar un poco sobre los elementos que influyen en la generación de emociones negativas durante la conducción: ansiedad, estrés, agresividad, que se ven afectados por la edad y el genero de la persona conductora, además hay factores de la personalidad de los conductores que influyen como la extroversión, la percepción del control, la estabilidad emocional, la impulsividad, la autoestima, etc.
¿Os acordáis de cuando obtuvisteis el carné de conducir ?
Hay tres fases por las que pasan las personas conductoras:
La primera fase es la de dominio técnico del vehículo, comienza cuando el conductor aprende cómo controlar la posición y las maniobras del vehículo y realiza un progreso gradual (pone el coche en marcha; para; acelera; controla el embrague, cambia de marcha; da marcha atrás; maniobra a través del espejo retrovisor). El conductor estará seguro a partir de lograr un nivel óptimo de dominio.
La segunda fase es la de lectura de la carretera, está relacionada con circular, en ella el conductor debe aprender qué indicadores debe tener en cuenta para anticipar las acciones de los otros usuarios de la vía, especialmente las acciones no señalizadas o inesperadas y cómo manejar situaciones mal definidas y condiciones inusuales de tráfico.
La fase expresiva, es la tercera fase, en la que el conductor utiliza la forma de conducir como expresión de sus características de personalidad, actitudes y motivaciones. El estilo de conducción varía con la edad, el género y la experiencia, pero algunos guiones básicos pueden persistir a lo largo de toda su experiencia en la conducción.
Los conductores, en ocasiones, sufrimos alteraciones emocionales que suelen dar lugar a lo que se conoce como “conducción emocionalmente alterada” y que puede llevarnos a realizar una conducción agresiva cuyas características son: impaciencia y enojo con otros usuarios de la vía o con las condiciones imperantes en el tráfico; tratar de ganar tiempo a costa de otros usuarios de la vía; desconsideración obvia por los otros usuarios de la vía; se provocará una percepción de peligrosidad por otros usuarios de la vía y esto los irritará o enfadará; forzará a otros usuarios de la vía a llevar a cabo una acción evasiva.
Cuando por motivos emocionales nos convertimos en conductores agresivos tenemos conductas de este tipo:
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Una elevada proyección del estado emocional en la conducción y escasa atención por los demás, características que convierten la conducción en una clara expresión de las frustraciones.
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Realizar actividades distractoras durante la conducción, tales como usar el teléfono, fumar, comer o beber, lo que supone una clara ausencia de atención.
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Crear una grave situación de peligro y una de las principales causas de accidentes graves al conducir habitualmente “pisando los talones”.
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Siempre intentar ganar tiempo, adelantando a otros vehículos, lo que les obliga a realizar frecuentes e innecesarios cambios de carril.
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Hacer caso omiso a cualquier obstáculo que se interponga en su camino, lo que supone saltarse los semáforos en rojo y desatender los controles de tráfico.
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Circular excediendo la velocidad, sobrepasando los límites establecidos, circulando demasiado rápido para las condiciones del tráfico o zigzagueando.
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Agresiones verbales a otros conductores, uso excesivo del claxon, maniobras del vehículo violentas e inesperadas, etc.
Si al leer estas conductas o formas de actuar te sientes identificado/a es el momento de reflexionar sobre el asunto y tratar de cambiarlo, puede que esto ocurra solamente al volante y no en otras áreas de tu vida, quizás sea cierto que la conducción saca lo peor de ti, pudiera ser que tu vehículo libere a tu doctor Jekyll ante al asombro y la sorpresa del señor Hyde.
He de confesar que en las épocas que tengo más estrés por trabajo o situaciones personales adversas, me he reconocido tristemente en alguna de estas conductas de conducción agresiva y sin sentido. Este es el primer paso para solucionarlo todo, darnos cuenta, ser conscientes de lo que nos ocurre y desde ahí podremos poner soluciones.
Algunas medidas para evitar la conducción emocionalmente alterada y agresiva pueden ser:
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Gestionar nuestros niveles de estrés para disminuirlos.
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Planificar nuestros desplazamientos buscando evitar en la medida de lo posible situaciones conflictivas.
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Poner música relajante en el vehículo y mantener una temperatura adecuada.
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Evitar tomar sustancias excitantes para conducir.
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Salir con margen de tiempo suficiente para imprevistos.
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Aplicar técnicas de relajación como la respiración o la salivación.
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Mejorar nuestros hábitos de descanso, deporte y alimentación para mejorar nuestro estado emocional y nuestro estado de ánimo.
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Realizar los descansos necesarios y hacer paradas si necesitamos hablar por teléfono, comer o beber.
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Evitar cuando se pueda el uso del coche para trayectos cortos de ciudad y optar por bicicleta, patinete, caminar o hacer uso del transporte público. (yo he comenzado a realizar algunos trayectos al trabajo en horarios con más atascos en bicicleta y estoy bastante contenta.)
Espero que el artículo te haya resultado interesante, te dejo la bibliografía base de este artículo y lecturas recomendadas sobre este tema:
LA AGRESIVIDAD EN LA CONDUCCIÓN Una visión a partir de las investigaciones internacionales Cuadernos de Reflexión Attitudes de Audi
EMOCIONES Y CONDUCCIÓN. TEORÍA Y FUNDAMENTOS Cuadernos de Reflexión Attitudes de Audi.
CONCLUSIONES DE LAS 1as JORNADAS DE REFLEXIÓN ATTITUDES: INTERVENIR SOBRE LA AGRESIVIDAD EN LA CONDUCCIÓN.
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